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Bebés podrían ingerir millones de partículas de microplástico provenientes de biberones

Un estudio realizado por expertos del Trinity College de Dublín, advierte que los infantes de todo el mundo están expuestos a ingerir diariamente más de un millón de partículas de mircoplástico provenientes de biberones de polipropileno utilizados para preparar la alimentación con fórmula.

Un bebé tiende a ingerir 1,6 millones de micropartículas de polipropileno en el transcurso de un día. Una cifra sustancialmente superior al rango de entre 74,000 y 211,000 partículas provenientes de todo tipo de alimentos que, según estudios previos, ingieren tanto adultos como niños en Estados Unidos durante un año.

La idea de la investigación surgió mientras uno de los colegas preparaba fideos instantáneos en un recipiente de plástico. El envase, que inicialmente tenía aspecto rígido, se volvió más blando y maleable tras echar agua caliente en su interior.

Los autores del trabajo se preguntaron si este cambio podría haber estado acompañado de una liberación de microplástico en el agua. Luego, un análisis de laboratorio confirmó esa sospecha, detectando más de un millón de partículas por litro de agua caliente.

Al repetir la misma prueba utilizando otros contenedores, tales como botellas de polipropileno, llenándolas de agua a temperatura ambiente, los científicos hallaron poca o ninguna presencia de microplásticos. Y conjeturaron con que la diferencia de resultados podía deberse a la temperatura del líquido.

Para comprobar su hipótesis, continuaron con el experimento, empleando esta vez diez tipos de biberones, siguiendo las recomendaciones de la OMS para preparar alimento de fórmula en condiciones caseras. Esos pasos incluían enjuagar y esterilizar el recipiente, así como mezclar los ingredientes líquidos.

Por último, los expertos crearon un modelo estadístico para calcular la exposición a los microplásticos de bebés de 12 meses de edad en 48 regiones diferentes del mundo, considerando los respectivos niveles de emisión de partículas de los teteros, el mercado local de botellas de plástico, los hábitos de alimentar mediante biberones y la cantidad de leche ingerida por los infantes a diario.

Los autores concluyen que, si bien el riesgo potencial asociado con el microplástico para el organismo aún no está claro, se deberían realizar más investigaciones en este campo. El trabajo fue publicado en la revista Nature Food.

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